Pensar en mi contrucción psíquica (mi subjetivación, mi manera de ser en el mundo, lo que soy pues...)siempre me remite a las relaciones con las formas de autoridad, representantes de la ley, o actores de la ley más bien; y de entre toda la gama genealógica y rostros que emergen de mis pensamientos, siempre resalta el de mi Tío Abuelo (más abuelo que tío) Apolinar Castillo, un General del ejército mexicano hace varios años en retiro; pensar en él es siempre remontarse a un pasado plagado de momentos gratos!!... no en vano lo escogieron como mi padrino, y después de todo creo que no en vano mi tésis, creo que no en vano muchas otras cosas de mi forma de ser, de pensar, de actuar.
El día de ayer al rededor de las 22 hrs se despidió de este inhóspito mundo, sin embargo su partida deja una especie de hueco, que sólo queda ser llenado con recuerdos y pensamientos que llegan a mi cabeza a manera de suturar ese vacío generado; en mi pensamiento sólo se pueden ordenar enunciados como: "por fín se reunió con mi tía" "ahora está descansando", etc.... y sin embargo sigue un dolor aquí en mi pecho, como que ahoga, como que amordaza las palabras, dejandome callado, como ido. por eso decidí escribir esta entrada (salida), a manera de hacer una especie de suturación discursiva, un texto con sangre (la mía claro está), de esos que Nietzsche decía que merecen ser leeídos, escrito también con lágrimas que ayudan a mitigar eso que no puede salir con palabras.
Sin embargo, considero que otra manera de asequirme con este duelo es la vía del recuerdo, después de todo hay quienes dicen que Recordar es vivir, otros sostienen que vivir es mantenerse siempre repitiendo, para mi caso, es una y otra. No puedo dejar de pensar en un recuerdo en particular el cual deseo compartirles a continuación:
Hace cerca de 8 años me encontraba en México, estaba de visita en su casa y recuerdo que llegó a la cocina donde yo me encontraba dispuesto a beber un vaso de refresco, al entrar en la cocina me dice: "hijo, no vas a desayunar?", yo respondí que sí, a lo cual él contestó -pues jálate una silla, vas a desayunar conmigo!- sacó de un canasto 4 naranjas me solicitó que las lavara, posteriormente el sacó dos tazas, leche. una barra de chocolae y una olla, también recuerdo que acercó dos conchas de una bolsa en la que tenían más panes, midió con una taza de leche la cantiad exacta para dos porciones y lo vació en la olla, prendió la estufa,y esperamos a que hirviera, mientras él disolvía el chocolate, una vez listo lo vació en las dos tazas y nos sentamos en la mesa, una vez sentados hizo la repartición del festín, dos naranjas para tí y dos para mí, con su mirada fija en las naranjas comenzó a pelarlas y después a comerlas, pidió que comenzara, mientras la comida llenaba nuestras bocas, alimentabamos el espíritu con algunos de sus recuerdos de la milicia, preguntaba sobre como estaba mi familia, me comentaba sus actividades diarias en días comunes, etc, el desayuno duró a proximadamente una hora, pero puedo decirles que una hora bastó para conocerlo más allá de lo que talvez muchos se tomaron la molestia de hacerlo, de escucharlo, pues si bien es cierto, él era un tipo muy serio, muy parco para expresarse, tal vez por ello todos le contaban sus cosas y no esperaban a que él emitiera discurso ( talvez esto es mi impresión o su impresión en mi que más da). Les puedo decir además que a pesar de que él padeció Alzheimer, siempre que lo veía me recordaba sin ningún titubeo, podría olvidar otras cosas pero creo que a mi familia y a un servidor jamás nos olvidó. así como yo tampoco lo olvidaré, pues después de todo hay muchas cosas que uno en sentidos especulares intenta tomar, claro con el fracaso de que hay algo que se cae en el trayecto del espejo al sujeto, sin embargo la fantasía siempre hará su parte.
Gracias Abuelo Polo, esta es la humilde forma de rendirte un pequeño homenaje, recibe un fuerte abrazo donde quiera que estés.
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