SIMBOLIZACIÓN MUSICAL Y TRANSPIRACIÓN ARMÓNICA

“Sin la música la vida sería un error”

NIETZSCHE, FREDERICH

(Crepúsculo de los ídolos, § 33).

Sin duda la más grande declaración de amor a la música, una declaración que emerge con sangre, y que con otro brote de sangre, se retoma para elaborar una suerte de discurso, en el cual trato de expresar lo que puedo y no puedo decir, donde el gran problema del lenguaje es que a veces no alcanza para un solo sujeto, donde a veces la manera de simbolizar tiene que venir de la expresión elaborada por un tercero, el otro que sirve de espejo, ese poeta, músico y loco, que engendra una palabra y que mezcla con ese fluido musical, dando armonía a las más grandes metáforas, donde el afecto, la vida, ó el momento se carga en una frase, donde el lenguaje captura, esto con respecto a la creación musical.

Por otro lado viene ese jugueteo del oído, que intenta capturar las notas, pero también dotarlas de sentido, atrapando el discurso, y aplicándolo a la subjetividad de ese sujeto que está deseoso de enraizar un afecto, un sentimiento, un instante en la palabra, en el coma del mundo, fijando el instante, petrificando ese momento, despersonalización en el otro, pero a la vez una forma de unión y de aniquilación de ese otro, donde tomo lo que dice y lo hago mío, como esa relación sexual sublimada, puesta en un éxtasis de ritmos y sinfonías.

¿La vida sin música sería un error?, claro que sí, sin ella no podrían haberse ligado los afectos flotantes del sujeto, donde se transpira y se simboliza con la música, se pone en palabra, lo que no había sido puesto por ese campo de limitación subjetiva.

Teniendo un vehículo de expresión, en una orgiástica mar de sentimientos, que llegan al oído y se emiten desde las sonoras cuerdas bucales, los estridentes sonidos de un instrumento, brotan y se dotan de sentido, para los sentidos y desde los sentidos.

BRINDO POR ESA SIMBOLIZACIÓN MUSICAL Y POR LA TRANSPIRACIÓN ARMÓNICA…..